La ciudad de la luz, la ciudad del amor, la ciudad de la moda, llamadla como queráis, el caso es que soy de la opinión que a pesar de haber visitado París muchas veces, siempre te acabará sorprendiendo y encontrarás cosas nuevas que ver y hacer.
Este verano he estado en París por cuarta vez y desde luego que he encontrado grandes sorpresas. Hoy voy a hablar de museos, pero no los museos más típicos como el Louvre o el de Orsay. Voy a hablar de tres museos que por una cosa o por otra me han fascinado, ya sea por las obras expuestas o por su situación, y que si bien en un primer viaje puedes obviarlos por falta de tiempo, si repites en la capital francesa resultan imprescindibles.
El primero de estos es El Museo de la Orangerie, se trata de una pinacoteca en la que se recogen obras impresionistas y
postimpresionistas. No soy ningún erudito pero si tengo que escoger un estilo pictórico el impresionismo es sin duda el elegido y en este museo podemos encontrar obras de los grandes como Cézzane, Monet, Renoir, Picasso, Matisse, Modigliani o Rousseau.
El museo está situado en la antigua Orangerie del jardín del Palacio de las Tullerías, es decir, un invernadero o sala donde los naranjos se resguardaban del frío en invierno situado junto a la Plaza de la Concordia. La galería se divide en dos pisos, en el piso inferior están todas las pinturas de los artistas antes citados y en la parte superior está la serie de murales conocido como Les nymphéas(los nenúfares), de Claude Monet. Un ciclo dispuesto de forma circular en dos salas de tal forma que simula el paso de las estaciones del año y del paso del día.
– Información adicional
- Dirección: Jardín de las Tullerías, Edificio de La Orangerie
- Horarios: El Museo de l’Orangerie abre todos los días, excepto los martes, de 09.00 a 18.00 horas. Cierra el 1 de mayo y el 25 de diciembre.
- Precios: La entrada al museo cuesta 7,50 euros, y gratis el primer domingo de cada mes. Hay una entrada combinada, de 13 euros, para visitar el Museo de Orsay y el Museo de l’Orangerie. Se pueden comprar las entradas anticipadas en la página web de http://www.ticketnet.fr
El segundo de los museos es el Museo Rodin. En un primer momento la oferta de visitar una colección de esculturas de Auguste Rodin, puede no resultar muy tentadora pero he de decir que es uno de los museos más amenos y encantadores que he visitado. Además de la fantástica colección de esculturas, resulta una maravilla como tal el palacio y los jardines que la albergan. Es un museo diferente, casi en su totalidad al aire libre y así caminando entre árboles, estanques, setos y rosales vamos encontrando una y otra escultura salpicando el jardín.
El edificio es un típico chateau francés con un jardín de tres hectáreas, a mí personalmente como fan acérrimo de Tintin me recuerda muchísimo al mítico palacio de Moulinsart que compraron Hadock y Tintín tras averiguar el Secreto del Unicornio y encontrar el Tesoro del Rackham el Rojo.
Además del edificio, los jardines son también mágicos y choca ver como está situado en mitad de la ciudad este palacete decimonónico, y cómo mientras caminamos a la sombra de los castaños vemos de fondo la Torre Eiffel. Entre las esculturas que podemos encontrar en el jardín está Los Burgueses de Calais, el Monumento a Balzac, las impresionantes Puertas del infierno y cómo no la estatua de El Pensador.
Desde el museo se puede ir dando un paseo hasta Los Inválidos que resulta bastante agradable. Recomiendo por completo la visita a este museo tan particular.
– Información adicional
- Dirección: Rúe de Varenne, 79
- Horarios: El Museo Rodin abre todos los días, excepto los lunes, de 10.00 a 17.45, aunque las taquillas cierran media hora antes. Cierra los días 1 de enero, 1 de mayo y 25 de diciembre.
- Precios: La entrada cuesta 6 euros, 10 euros para las familias, 5 euros para los jóvenes entre 18 y 25 años que no sean de la comunidad europea y gratis para jóvenes europeos entre 18 y 25 años.
Por último reservo una pequeña sorpresa, no voy a hablar de un tercer museo sino que voy a hablar de Las Catacumbas parisinas.
Cuando uno piensa en París, le viene a la mente la imagen de la magia y el romanticismo y casi resulta impensable imaginarse que bajo esta ciudad encontramos una laberíntica red de túneles subterraneos, convertida en cementerio y osario en el S.XVIII.
El origen es romano e hizo la función de cantera en estos tiempos para extraer los materiales que servirían para contruir la ciudad que sobre estos túneles se erige. A partir de 1785 por tanto se empezó a vaciar el Cementerio de Les Halles para continuar con la construcción de la ciudad y fueron trasladados los huesos que allí habían sido acumulados durante unos 1000 años. El resultado actual es el almacenamiento de los cuerpos de más de 6 millones de parisinos.
Puede resultar extraño que esta visita resulte atractiva por macabra o siniestra, pero es una experiencia diferente y no se puede pasar por alto. En un primer momento los huesos estaban dispuestos de forma caótica pero más tarde se optó por su apilamiento en forma de murallas a ambos lados, de tal forma que vas caminando por una estrecha senda trazada por enormes paredes de huesos y cráneos.
Las catacumbas de París han sido reflejadas muchas veces en la literatura, y si has leído Los Miserables del francés Víctor Hugo podrás hacerte una idea de lo que supone. Se dice además que en distintos puntos de París como las alcantarillas, los túneles del metro o los canales del Sena, se puede acceder a zonas sin vigilancia de las Catacumbas lo que sin duda las dota también de un ambiente aun más misterioso. A nosotros entrar nos supuso más de una hora de cola llegando a las 10 de la mañana que era la hora que abrían, así que si quieren visitarlas es mejor madrugar.
Recomiendo esta visita encarecidamente, ya que además de de descubrir un París diferente, podremos entender mucho mejor la historia de tan grandiosa ciudad.
@fer_guardia